Historia. Volumen 10: La Nueva Humanidad

Apenas existen cifras oficiales pero se estima que en el año 2005 comenzaron a aparecer de manera muy reducida, sin mostrar apenas potencial ni habilidades llamativas, permaneciendo así en el anonimato durante aproximadamente cinco años. Es verdad que aguns organizaciones gubernamentales sí descubrieron a estos primeros individuos pero en la mayoría de los casos se limitaron a observarlos sin interferir, a la espera de datos más concluyentes.

Fue en el año 2008 cuando el científico Henry Boggart publicó su estudio sobre la evolución humana "El hombre X", un detallado informe en el que se mencionaban no sólo a varios de los primeros contratistas y sus "habilidades" sino también toda una línea teórica en la que explicaba este enigmático suceso desde el punto de la evolución darwiniana. Aunque fue aplaudido por todos sus compañeros, más tarde se demostraría que el estudio del doctor Boggart no estaba del todo desencaminado pero no era correcto.

Los recuentos nacionales indican que hacia el año 2009 la población contratista había aumentado hasta alcanzar la nada despreciable cifra de aproximadamente 5.000 contratistas identificados, con habilidades tan diversas como la piroquinesis, la telequinesia o el control de la gravedad. Por supuesto, toda aquella comprometida situación se había convertido en una carrera entre las diversas naciones, intentando reclutar y entrenar al mayor número posible de contratistas para convertirlos en las nuevas armas definitivas: los soldados del futuro.

Por desgracia, también se demostró que estos contratistas son dificilmente controlables por los medios tradicionales y, peor aún, muchos de ellos mostraban profundos trastornos psicológicos, producto sin duda del aterrador "viaje" o quizás simplemente por su incapacidad para asumir su nueva condición.
Poco a poco, las catástrofes fueron sucediéndose en cada una de las naciones que habían decidido aprovecharse de estos seres, creando una atmósfera de terror y pánico que sacudó por completo la Tierra. Las naciones intentaban tan desesperadamente vigilar y controlar a todos los "despertados" que todo ciudadano era tratado como un posible "enemigo". Los conflictos armados estallaban por doquier, luchas callejeras entre ciudadanos rebeldes, despertados y el ejército. De algún modo parecía presagiarse el fin de la humanidad, incapaces de encontrar una solución a tal pandemia.

En el año 2012, el teniente estadounidense Harold Truman propuso ante el Comité de Naciones Unidas la eliminación de todos los contratistas, para preservar la paz y el orden a nivel mundial (aunque la idea pueda parecer descabellada, debemos comprender que la humanidad se encontraba en una difícil situación, a sólo unos pasos de sumirse en la completa aniquilación de la especie a manos de sus propios miedos). La votación fue concluyente y la idea fue aceptada pero no sería aplicada tal y como el teniente Truman la había propuesto por lo complicado que podría resultar eliminar a ciertos contratristas. En lugar de eso, se empezarían los preparativos para crear una zona de cuarentena en la que aislar a todos los "despertados" para la eternidad.

El científico Jan Kloom, de origen sueco, propuso emplear un potente tranquilizante, elaborado a partir de opiáceos y varios productos sintéticos para reducir de manera no-violenta a estos poderosos rivales. Sólo restaba encontrar un lugar adecuado en el que aislar definitivamente a todos los contratistas para que nunca volviesen a poner en peligro a la humanidad. Fue el mismo científico, el doctor Kloom quién propuso la idea de una "burbuja" blindada situada en algún punto en mitad del océano atlántico, lejos de cualquier población humana. El diseño de la misma fue encargado a varios arquitectos de renombre mundial que seleccionaron Madeira como el lugar idóneo para la instalación del campo de concentración: aunque estaba un poco próxima a África y Europa, al menos podrían edificar sobre terreno sólido, lo que resultaría mucho más sencillo y menos costoso que una estación situada en medio del mar)


En el año 2015 concluyeron las obras, que habían sido llevadas a cabo con la mayor celeridad posible, empleando miles de obreros y sin límites en el presupuesto. La ciudad había sido asentada, con los principales edificios ya construido en su interior y también se había terminado de preparar la extraña cúpula que mantendría a los contratistas lejos de la humanidad. Se trataba de una elaborada construcción fabricada en un polímero de consistencia similar al plástico pero más resistente que cualquier metal que pudiese emplearse. El extraño polímero (conocido como plastiacero) permitía el paso de la luz del exterior aún a pesar de tener más de 40 metros de grosor (el miedo de la humanidad era tal que llegó a estudiarse la posibilidad de hundir toda la isla bajo millones de toneladas de cemento para evitar posibles fugas). Bajo aquella tráslucida cúpula había nacido la ciudad de Damned Mirror City, nombre que recibiría en el año 2016, cuando comenzaron a ser trasladados los primeros "despertados".

Resulta obvio el pensar que al igual que no resultaba sencillo eliminar a algunos "despertados" tampoco lo sería inmovilizarlos para su traslado a la isla pero ahí intervino la fortuna en favor de la Humanidad. Un grupo de contratistas, más escrupulosos que sus congéneres y conscientes del peligro que todos ellos suponían en conjunto, colaboraron con los seres humanos para reducir a sus iguales y trasladarlos a la que sería la cárcel definitiva. En aquellos casos en los que resultó imposible reducir fisicamente a algún contratista, se autorizó su eliminación, siendo así borrados de la faz de la tierra por los compañeros que conservaban la razón.

Actualmente se ha trasladado al total de la población "contratista" a la ciudad-cúpula, en la que cohabitan en una especie de peligrosa sociedad. Se desconocen muchos datos de la vida de estos ciudadanos que allí habitan ya que el contacto con el exterior es nulo y todos aquellos humanos que fueron enviados al interior (o lo solicitaron) junto con los despertados firmó una renuncia al derecho de libertad, asumiendo que permanecería allí encerrado hasta el día de su muerte (y su cadáver tampoco podría abandonar las instalaciones).

Cuando en cualquier parte del mundo se detecta actividad procedente de un nuevo despertado, un equipo de intervención especial se encarga de localizarlo, neutralizarlo y transportarlo. Pese a todo, en muchas de éstas incursiones, se establece que el despertado es demasiado peligroso y es eliminado sin llegar a ser transportado a la ciudad.

Las cifras siguen indicándonos que, pese al constante número de fallecidos entre la población contratista, su número crece día a día y se cree que muy pronto ya no se los podrá mantener aislados.